El escuadrón de los sueños
Despertar con olor a galletas recién horneadas siempre ha sido su manera favorita de despertar. Nunca ha conocido lo que un hogar ‘tradicional’ significa, pero sabe que éste, su hogar desde hace años, es tal como alguna vez había imaginado a su familia.
“Querida, lamento que esto haya llegado hasta aquí, el señor Vordenberg en persona ha pedido verte”
La asustada niña camina lentamente al entrar sola a la oscura oficina; nadie nunca ha visto al señor Vordenberg. Algunos de sus compañeros dicen que está deforme, otros aseguran que su cara está quemada y por eso no se deja ver; otros niños han escuchado que el señor Vordenberg es un vampiro y por eso nunca ha sido visto en las instalaciones durante el día.
Lo primero que capta la atención de la rubia es una enorme mesa llena de postres y dulces; pero lo que más le atrae es una bandeja de cupcakes de colores; la rubia jamás había visto tal cantidad de golosinas juntas, es como la escena soñada para cualquier niño de su edad.
La rubia hace su camino con cautela a la bandeja de cupcakes y toma uno con merengue amarillo y algunas chispas de colores encima. Ella sabe que no debería tocar nada, la señora Jordan ha sido clara en sus reglas; entrar, esperar al señor Vordenberg sentada calladamente y regresar sin tocar nada. Lo que la rubia jamás imaginó es que se encontraría rodeada de galletas, algodones de azúcar, sodas de todos los sabores, chocolates de todas las formas y sobre todo, cupcakes.
La niña toma asiento en una de las sillas de la mesa y pone el cupcake frente a ella sobre la mesa, su mente duda si comerlo o seguir las normas de la señora Jordan. La rubia lleva sus manos hasta el pequeño pastel para tomarlo entre ellas aún meditando qué es lo que debe hacer.
“Así que tengo frente a mí a la alborotadora principal”
La pequeña rubia quita sus manos del pastelillo de inmediato y el hombre suelta una pequeña risa ante el gesto.
“La señora Jordan me ha informado que has sido tú la que ha empezado la huelga de hambre en la cafetería”
La niña mira su regazo avergonzada y da un leve movimiento con su cabeza para asentir.
“Todo porque les han dado anchoas para cenar”
La rubia asiente de nuevo.
“¿No te gustan las anchoas?”
La niña asiente con la cabeza.
“¿Y entonces a qué se debe la rebelión en el comedor?”
“Mattie odia las anchoas, odia su olor. Es el mismo que sus padres tenían cuando le pegaban hasta el cansancio cada vez que regresaban de la fábrica donde trabajaban”
El señor Vordenberg no puede evitar el dolor que le causa escuchar las viejas historias de sus niños; por eso siempre ha preferido que sea la señora Jordan la encargada de ellos, sabe que apenas las criaturas le cuenten los horrores de sus pasados, llorará como un niño.
“Así que decidiste instigar a tus compañeros para que nadie comiera esta noche hasta que las anchoas fuesen retiradas del menú”
“Mattie es mi mejor amiga. No podía verla sufrir”
Ese fue el momento exacto en que Cornelious supo que la rubia frente a él era la indicada para iniciar su gran proyecto.
La rubia corre al piso inferior lo más rápido que sus cortas piernas le permiten.
“ 3…2…1… ¡Ahí está! Les dije que el olor a galletas siempre la hacen despertar así de rápido”
La pelirroja de pelo corto sonríe maliciosamente ante la llegada de la rubia en pijamas al comedor.
“¡Oh, calla! No todos tenemos sincronizadas nuestras alarmas para despertar al mismo tiempo que Dean”
Responde la pequeña mujer provocando que el rostro de la primera se incendie de inmediato. La rubia no sabe cuando será el día en el LAF se atreva a confesar sus sentimientos a Dean; no es que sea muy efectiva al tratar de ocultarlos; todos en la casa saben que sólo tiene ojos para la pelirroja de rizos.
Varios años después la rubia es visitada con regularidad por el benefactor del orfanato. El señor Vordenberg y ella realizan en conjunto varias actividades para mejorar la estadía de los niños en sus instalaciones.
Éste, la rubia piensa, no será diferente; pero lo es. Cornelious llega con una pequeña con corto cabello pelirrojo.
“LAF, te presento a Cupcake. Cupcake, LAF es la nueva incorporación en nuestro equipo, le he encontrado mientras hackeaba las máquinas de bocadillos en uno de mis edificios”
La pequeña niña pelirroja mira sus desgastados chucks rojos por la embarazosa situación.
“Será una valiosa ayuda para nuestros objetivos y no tengo duda de que se llevarán de maravilla”
La rubia asiente a su benefactor y toma la mano de la avergonzada niña para hacerle saber todo lo que debe sobre el proyecto.
“Basta, basta. Comencemos a desayunar antes de que el señor Vordenberg llegue para el reporte de la misión de ayer”
¡Ah! Y ahí está Dean, evitando a toda costa tocar el tema.
La pequeña rubia está convencida de que la pelirroja está consciente de los sentimientos de su amiga; pero prefiere evitar la conversación y también sospecha que los corresponde pero tiene miedo de aceptarlo.
Dos años después, cuando las jóvenes están alcanzando la pubertad es LAF la que llega a la sala principal del orfanato con otra pelirroja de rizos entre sus brazos. La joven llora desconsoladamente mientras LAF intenta consolarla con dulces palabras al oído. La rubia no tiene idea de qué es lo que ha pasado pero deja a la pareja reconfortarse mutuamente.
LAF logra convencer al señor Vordenberg de quedarse con la pelirroja en el equipo; el hombre acepta en cuanto ve las habilidades de organización de la joven. Después de que en un par de horas logra organizar los expedientes y limpiar la sala de juntas por ella sola.
“Cada vez que limpias es como si el alma de otra persona te poseyera”
Bromea LAF.
“¡Eso es! Es como si fueras la decana de nuestro proyecto. De ahora en adelante, serás Dean”
La rubia replica y la pelirroja con rizos sonríe asintiendo.
Nadie en el equipo ha sabido nunca la verdadera historia detrás de Dean; nadie más que el señor Vordenberg y LAF, que ha respetado siempre la privacidad de su mejor amiga y amor eterno.
Después de desayunar todos juntos, los jóvenes se dirigen a la sala de trabajo de la vieja casa.
Una vieja y rectangular mesa de madera al centro de la habitación es el foco central del cuarto. Hay seis altas sillas a los lados y un enorme sillón en la cabecera.
A su alrededor, las paredes parecen resplandecer por las pantallas que se dejan ver, llenas de información. Nombres, lugares, edades, datos personales y algunas fotografías viene y van por ellas. Hace dos meses que acaban de ser remplazadas por la más alta tecnología, gracias a Bookworm y LAF.
Es alrededor del medio día cuando Cornelious Vordenberg se hace presente en la habitación, ataviado en uno de sus mejores trajes de lino y apoyando sus pasos en el bastón de caoba que siempre utiliza en su mano derecha como una extensión de la misma.
“Bien, bien, bien. Antes que nada quiero felicitarlos mis queridos chicos. He pasado esta mañana por ‘Corvae café’ y me he encontrado una linda pareja desayunando juntos mientras la linda ‘Summer’ disfrutaba de un enorme tazón de agua bajo la mesa de su dueña; no me sorprendería que pronto Theo se convierta en su dueño también”
Cornelious dice llamando la atención del grupo de jóvenes mientras hace pasar varias fotografías en las pantallas que muestran una sonriente Melanippe y un abochornado Theo ante la caricia de una de las manos de la mujer sobre su antebrazo. En otra de ellas, el joven se encuentra sólo en la mesa, presumiblemente Mel ha ido al sanitario y el hombre acaricia al San Bernardo detrás de la oreja, mientras el perro tiene un rostro complaciente. La siguiente, muestra a los dos de pie despidiéndose con un fuerte abrazo, seguida de otra en la que Melanippe está dando un pequeño beso en la mejilla al joven y una tercera en la que Theo está tocando su mejilla, en el mismo lugar en el que segundos antes estaban los labios de la castaña, con una amplia sonrisa en su rostro.
La sala explota por completo entre aplausos y porras de ánimo. Bookworm estrecha la mano de LAF, mientras Dean da unas palmadas en la espalda a Cupcake y lo más sorprendente es que entre la emoción invadiendo el cuarto Zeta y T.A. terminan abrazados ante las miradas estupefactas de todos a su alrededor.
“¡Esto es tu culpa! Si no te hubieras metido en mi zona no me hubieran atrapado jamás”
“¡Estás loca! Ésta no es tu zona. Mis amigos y yo tenemos años trabajando en esta área de la ciudad”
“¡Zetas, todos son iguales! Unos tontos que creen que saben cómo robar pero al final siempre terminan siendo atrapados”
“Dude, Society no es mejor que nosotros. Las podemos vencer en cualquier momento. Tienes suerte de ser mujer y yo soy todo un caballero”
“¿Suerte de ser mujer? ¡Deja que te ponga las manos encima y dejarás hasta de denominarte hombre!”
“¡BASTA!”
Grita la pequeña rubia en medio de los altos rivales.
“¡Tú, discúlpate por ese misógino comentario antes de que yo misma patee tu trasero! ¡Y tú, nadie aquí va a mutilar a nadie! A menos que sea yo”
Cupcake trata de respirar nuevamente en sincronía mientras las otras dos pelirrojas en el salón le miran encantadas la escena y una risita sale de los labios de su benefactor.
“Bien, ahora que Cupcake ha aclarado todo. Estos son nuestros nuevos miembros en el equipo. Espero sepan que deben comportarse aquí o regresarán a la celda de dónde les he sacado. Ahora sólo necesitamos nombres para ellos”
“¡Oh, oh, oh!”
“¿Sí?”
“¿Por qué ella no se llama T.A?”
“¿T.A.?”
“Es lo que dice en la solapa de su chamarra”
Todos los presentes voltean para ver un pequeño círculo en una de las solapas de la chamarra colegial que viste la joven pelirroja. El equipo está seguro de que la ha de haber robado en su pasado.
“Bien, T.A. Será. Ahora sólo es justo que tú le pongas su sobrenombre”
Afirma el señor Vordenberg mirando a la alta joven.
“Un Zeta siempre será un Zeta”
Dice la pelirroja encogiendo los hombros y sonriendo levemente al joven frente a ella.
“¡Wooo-hooo, soy Zeta!”
La pelirroja gira los ojos ante la emoción del joven y todos los demás ríen al unísono.
Tras pasar el primer shock la pequeña rubia no puede evitar sonreír ante la pareja, aunque siempre están peleando entre ellos, sabe que ambos simplemente están en negación por la gran atracción que hay entre ellos. Cupcake, piensa que sería lindo encontrar a alguien, pero sabe que con su trabajo es casi imposible de hacerlo; quizás su destino sea hacer a las demás personas felices, eso en realidad le brinda alegría a su propia vida; entonces la rubia desestima cada pensamiento que tiene que ver con su vida amorosa inexistente.
“Antes de comenzar la siguiente misión, creo que es momento de dar una caminata Cupcake”
“¿Ahora?”
La rubia no puede decir que le sorprenda las repentinas peticiones del señor Vordenberg; en los años que tiene de conocerlo, el excéntrico millonario con frecuencia hace este tipo de solicitudes de la nada. Cupcake no puede negar que aunque aún no se acostumbra a ellos, poco a poco le va siendo más fácil aceptar lo que Cornelious le pide.
“¡Claro, cariño! Mira qué lindo y soleado día para caminar disfrutando de la belleza de nuestra hermosa ciudad”
“El auto está listo, señor Vordenberg”
“Gracias, Bookworm. Sígueme, Cupcake”
“¿Cómo puedes estar tan tranquilo cada vez que hace estas cosas?”
Pregunta la rubia al joven hombre de barba cuando su benefactor despeja la sala.
“Confío en él”
“No entiendo nada de lo que dice este libro ¿Por qué no nos olvidamos de esto y buscamos otro plan?”
“¡Ugh! ¡Vamos, gente! No podemos rendirnos. Necesitamos saber qué dice ese libro para poder avanzar en la investigación”
“¡Cupcake, nadie entiende estos estúpidos jeroglíficos!”
“Es porque esos no son jeroglíficos”
Dice una extraña y tímida voz desde el pasillo contiguo de la biblioteca en la que el equipo se encuentra intentando descifrar un raro libro.
Son Cupcake y LAF quienes se atreven a asomarse al siguiente pasillo. Hay un pálido joven con apenas una sombra de barba leyendo un libro que Cupcake casi puede jurar está de cabeza.
“¡Hola! Soy LAF, ella es Cupcake. Dices que los jeroglíficos no son jeroglíficos. ¿Sabes qué idioma es el que está en este libro?”
El joven asiente lentamente mordiendo su labio inferior.
“Es Sumerian. Una lengua muerta”
“¿Tú, puedes traducirnos lo que dice el libro?”
Pregunta Cupcake con una leve sonrisa, arrodillándose al lado del joven.
“Eso no será necesario. Conozco cada uno de los libros de esta biblioteca, sé lo que ese libro dice”
“¡Aquí hay miles de libros! ¡Quizás millones! ¿Cómo puedes conocer cada uno de ellos?”
El hombre sube los hombros como si no hubiera nada de extraordinario en ello.
“¡Tienes que decirme tu secreto!”
Grita LAF con urgencia.
“El secreto es, que he vivido aquí toda mi vida. Mi padre trabajaba aquí antes de morir y la nueva administración nunca se tomó el tiempo para conocer todos los pasadizos del edificio”
“El señor Vordenberg va a amar esto”
“¿Ustedes lo conocen?”
Ambas asienten y miran al hombre en confusión.
“Fue él, el que me ha ayudado a vivir aquí sin ser descubierto todo este tiempo”
“Hemos encontrado a un verdadero Bookworm”
“Lo hemos hecho”
Treinta minutos después, cuando Cupcake y el señor Vordenberg han llegado a su destino, la rubia piensa que el lugar que les rodea en definitiva no puede calificarse como el más bello de la ciudad; es, por el contrario, un bajo barrio central en el que está segura que cualquiera con el poder adquisitivo de su benefactor dudaría en poner un solo pie en él.
“Uhm. ¿Es ésta la belleza de nuestra ciudad?”
Pregunta confundida la rubia al sonriente hombre junto a ella.
“Cupcake, cupcake; tantos años juntos y aún no lo has comprendido. La belleza está a nuestro alrededor y depende de los ojos que le miren; no todos tienen el don de encontrarle”
Dice el hombre tomando la barbilla de la mujer entre su mano libre del bastón y dirigiéndola hacia un punto en especifico.
Cupcake puede entonces ver de lo que Vordenberg habla, allí frente a ellos se encuentra una mujer cuya hermosura rompe con toda la gris estampa que le rodea.
La mujer tiene una pálida piel que resalta ante la luz del día aun cuando su cuerpo se encuentra recostado a la sombra de un viejo árbol; su perfilada línea de su mandíbula parece haber sido cincelada por ángeles en persona y el negro cabello cayendo al frente de sus ojos hace el contraste perfecto entre su tez y la intensidad de su cabellera. Es imposible para Cupcake no ver la belleza frente a sus ojos.
La rubia centra su atención en tratar de encontrar la mirada de la pelinegra y cuando lo hace, no puede hallar más que tristeza en ella, un aire de melancolía y misterio que en realidad le hace verse más hermosa aún.
“Es ella, Cupcake”
“¿Disculpe?”
“Ella es el nuevo miembro del ‘Escuadrón de los sueños’”