
Chapter 2
Cuando Ally despertó, Lauren ya no estaba en la cama.
Bufó enojada y hundió el rostro en la almohada. No era raro que Lauren no durmiera toda la noche con ella, despertarse y no verla era rutina. Aunque eran novias hacía ya varios meses, Ally se había cansado de mandarle mensajes para ver donde estaba. Si algo había aprendido durante ese tiempo es que Lauren es una persona muy reservada, y no quería perderla por presionar demás.
Sin embargo, cuando se levantó la vio parada en el balcón, con una de sus manos apoyada sobre la baranda del mismo, terminando su tercer cigarrillo de la mañana. Ally se acercó por detrás, semidesnuda como estaba, y la abrazó por la cintura. La rigidez de Lauren no le pasó desapercibida.
- Dame uno – Le pidió Ally mientras lo encendía con delicadeza. – en qué estás pensando? – le susurró al oído, dejando escapar a su vez el humo del cigarro.
- En nada.
Ally se rió. Siempre que Lauren decía ‘’nada’’’ es porque en verdad pasaba algo importante.
- No me vas a decir? – Insistió. Lauren suspiró irritada.
- Liam me está pidiendo que corra en la competencia del Sábado.
Ally se separó de ella en un segundo, haciendo una mueca de descontento.
-Pensé que ya habíamos hablado de lo que pienso de las carreras.
-Lo sé, pero ahora sin el colegio y las deudas… Ally, necesito la plata.
-Necesitás la plata más que a tu vida? La competencia del Sábado es peligrosa, Lauren.
Al ver que la chica no contestaba, entró de nuevo en la habitación y se puso la ropa, marchándose con un portazo.
x/x/x/x/x/x/x/x/
Cuando Camila marcó el gol de la victoria, toda la cancha se vino abajo. El partido ya casi terminaba y estaba definido, pero su gol desató la locura de la gente, que empezó a corear su nombre mientras las chicas se agrupaban en el campo de juego abrazándose, listas para levantar un nuevo trofeo.
Camila fue elegida la jugadora del partido, así que se llevó aparte una nueva medalla y una estatuilla de treinta centímetros por primera vez. Hasta ese momento de su vida, todo había sido alegrías y victorias, pero esta final sabía diferente, por los años de rivalidad que había entre las escuelas. Haber sido la carta del triunfo le producía una sensación de satisfacción diferente a todas las demás.
Luego de la entrega de medallas, entraron al vestuario corriendo y gritando canciones a viva voz. Fue entonces cuando Normani se le acercó y la codeó amistosamente.
-Viste como te miraba Tom? Te comía con la mirada!
Camila se puso roja como un tomate, como siempre que pasaba cada vez que mencionaban el nombre del chico. Se rió nerviosamente pero desestimó el comentario con un movimiento de la mano. Normani se aclaró la garganta al ver que el chico en cuestión estaba detrás de su amiga.
-Hm, me acordé que tenía que agradecer a la entrenadora, adiós Tom –Se excusó la chica al ver que Camila todavía no se había dado por enterada.
Camila se dio vuelta sorprendida cuando escuchó la mención del nombre, y se quedó sin habla cuando lo vio parado frente a ella sosteniendo un ramo de rosas.
-Jugaste bárbaro, no lo podía creer –la saludó tendiéndole el ramo a la joven. El rubor de sus mejillas fue alcanzando un tono más oscuro.
-Gracias –alcanzó a murmurar.
-Bueno, no quiero molestarte ahora en el festejo, pero por qué no vienen a mi casa el Sábado por la noche todo el equipo? Mis padres no van a estar así que voy a estar dando una fiesta.
Una fiesta. Y Tom la estaba invitando.
Camila pensó que estaba soñando, así que tartamudeó un débil ‘’cla-claro’’ que provocó una sonrisa grande por parte del chico.
-Entonces supongo que nos vemos el Sábado –Camila alcanzó a asentir. Lo vio irse y cuando se aseguró que estaba lo suficientemente lejos como para no escucharla, se acercó gritando a Normani lo que había pasado.
-Te dije que estaba loco por vos –Le guiñó un ojo su amiga. Camila volvió a sonrojarse y miró para otro lado.
x/x/x/x/x/x/x/x/x/x/x/
Cuando Lauren terminó con su serie de abdominales, ya no quedaba nadie en el gimnasio. Era ya sábado por la noche y si el lugar se mantenía abierto, era porque tenía el privilegio de ser la novia de la hija del dueño del gimnasio. Aunque se llevaban como perros y gatos, a Osvaldo no le quedaba otra más que tolerarla porque sino su hija se enojaba con él y terminaban sin hablarse. El hombre sabía que esa relación no iba a durar mucho tiempo más, y que no valía la pena perder a su única hija por una chica que a la larga no iba a tener futuro alguno. Así que la toleraba, hasta que Ally pudiera encontrar a alguien mejor. Lamentablemente, hasta el momento ese no era el caso.
Al terminar de sacarse los guantes y lavarse la cara, se fijó que tenía varios mensajes nuevos en el celular. Su grupo de amigos en whatssapp estaba comentando que uno de los ricos del pueblo estaba organizando una fiesta para celebrar la nueva victoria del equipo femenino de hockey, y estaban planeando darse una vuelta por ahí.
Ally la estaba esperando en la puerta a que terminara de cambiarse. Lauren se puso un jean con roturas en las rodillas, una musculosa negra y una campera de cuero haciendo juego.
Cuando salió, Ally estaba jugando con su celular en la mano y una sonrisa de oreja a oreja.
-Escuchaste lo de la fiesta de los Larsson? –Lauren sabía cuál era su intención, ir a la fiesta para poder evitar de esa forma que fueran a la carrera de motos. –Escuché que el equipo de hockey y fútbol enteros también va a estar ahí… es tu oportunidad ideal para vengarte por lo del otro día. –Le guiñó un ojo al terminar la oración.
Lauren lo pensó durante unos momentos, hasta que decidió que le vendría bien la distracción. Ya sin ánimos para seguir peleando, le asintió y las dos se subieron a la moto para ir a juntarse con el resto de la banda mientras que Ally alzaba el puño en señal triunfal.