Neville Longbottom y Las Escaleras Que Se Mueven

Harry Potter - J. K. Rowling Harry Potter RPF
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Neville Longbottom y Las Escaleras Que Se Mueven
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El Niño Que Vive... A Medias

A los diez años Neville Longbottom podía decir que había visto de todo y, ciertamente, le temía a la mayor parte.

Sus padres lo habían llevado a misiones con ellos desde que tenía memoria, se había enfrentado a Banshees, magos tenebrosos, arañas gigantes y mucho más. Bueno, más que enfrentarse, había sido usado como carnada por sus padres.

Pero las Banshees y criaturas no eran sus peores miedos. Lo peor de lo peor, lo más tenido por él, eran las horas de entrenamiento con su madre. A pesar de que gracias a ella tenía un físico mucho mejor que cualquier niño de su edad, corría muy rápido y sabía montar en escoba —bueno, lo intentaba—, aún así no podía dejar de odiar tener que saltar vallas y trepar por cuerdas y muros de escalada.

¿Lo peor de eso? Aún no daba signos de tener magia y sus padres estaban asustados de que fuera un Squib, aunque Neville seguía sin entender por qué.

En éste momento se encontraba atado a un árbol con una Runespoor en frente. La gran serpiente de tres cabezas se alzaba amenazante ante él, sus ojos verde lima brillando con intensidad mientras lo miraban fijamente, como analizando el siguiente movimiento.

Intentó calmarse. Tomó una larga bocanada de aire y luego la soltó, repitiendo el proceso, intentando bajar las revoluciones. Bueno, al menos hasta que la cabeza izquierda de aquella serpiente le dirigió la palabra.

"¿Qué haces en éste lugar? No deberías estar aquí, es un lugar peligroso para un niño tan pequeño.." —le advirtió sisseando con un acento extraño. Neville tragó saliva.

"Yo.. no lo sé. Mis padres me ataron aquí y me dejaron solo y.. tengo miedo" —respondió, sus ojos haciéndose agua por el terror que la situación le provocaba. Temió que si seguía así se desmayaría pronto.

"Pues teme, joven mago. Teme y parte lejos de aquí. Hay alguien atacando y no tiene piedad.." —la criatura se acercó más y, de un mordisco de la cabeza derecha, el pelinegro de cicatriz estaba libre.

"¿Mago? Pero no he mostrado signos de tener magia aún.." —le preguntó, ahora más confundido que aterrado.

"¿Entonces cómo explicas el estar conversando con una serpiente?" —preguntó burlona.

Cuando el chico estaba a punto de responder, aparecieron Alice y Frank. Llevaban los abrigos de cuero de dragón en la mano y lo miraron, seriamente preocupados.

"¡Neville! ¡Aléjate, es peligrosa!" —le ordenó la mujer en un tono severo y asustado.

La Runespoor trepó por las piernas y el torso del niño hasta su hombro con una facilidad preocupante, lo que causó que escalofríos recorrieran su cuerpo de arriba a abajo.

"P-pero mamá, es inofensiva. Me soltó de las cuerdas y.." —comenzó a argumentar el de cicatriz.

El señor y la señora Longbottom lo vieron sorprendidos.

"¿Puedes.. hablarle?" —preguntó el hombre de cabello negro rizado.

El pequeño de ojos oscuros asintió. Necesitaba respuestas y las necesitaba lo más pronto posible.

"Sí.. ¿Saben qué es lo que significa?" —estaba nervioso, asustado y la serpiente en su hombro le apretó suavemente, como intentando consolarlo.

Ambos padres se miraron, como si sus miradas lo dijeran todo, y luego voltearon hacia el niño de camiseta roja y jeans holgados.

"Cielo.." —comenzó la bruja, sintiéndose al borde de las lágrimas.— "significa que.. tienes magia.."

Neville volteó a ver a la serpiente de tres cabezas y la miró sorprendido. ¿No era un Squib? ¿Tenía magia? ¿Significaba eso que iría a Hogwarts?

La serpiente bajó de sus hombros y sus padres lo abrazaron, olvidándose del hecho de que estaban buscando a alguien.

"Mi nombre es Verysin, búscame cuando puedas.. nos veremos pronto.." —dijo el ser de ojos plata y se deslizó lejos de su vista.

Neville guardó la nota mental.

«Okay, las Runespoor me gustan..».

Ambos padres lo miraron con alivio en sus ojos, pensando en lo valiente que su niño había sido. Al día siguiente era su cumpleaños, por lo que decidieron dejarlo hasta ahí y caminar de vuelta al traslador que los llevaría a su casa en el Londres mágico.

Anduvieron a través del bosque hasta llegar a un pequeño claro, en cuyo centro se encontraba una pala de hierro vieja y oxidada, enterrada en el césped. El traslador.


Rápidamente se dirigieron hacia éste, el único sonido que emitían era el repiquetear de las botas contra la tierra húmeda y el crujir de las hojas bajo sus gruesas suelas.

Llegaron al centro y el sol colándose a través de las hojas les dió una sensación de calidez poco común. Se reunieron alrededor del objeto y, a la cuenta de tres, lo tomaron al mismo tiempo.

El mundo les dió vueltas, lo que hizo que el joven mago se mareara.

A la mañana siguiente, el día de su cumpleaños, el joven Longbottom despertó con un sobre amarillento en la mesa de noche, con su nombre y su exacta dirección. El remitente decía "Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería."

La abrió de inmediato.

La carta decía lo siguiente:

"Estimado señor Longbottom, tenemos el placer de informarle que ha sido oficialmente aceptado en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Los útiles requeridos se encuentran en la lista adjunta.

Esperamos su lechuza de confirmación.

Saluda cálidamente:
Minerva McGonagall,
Subdirectora del Colegio."

El cara-rajada no lo podía creer, había sido aceptado. Oficialmente aceptado.

Corrió escaleras abajo como si fuera Navidad y se encontró con su desayuno favorito en la mesa y.. oh cielos.

"¿Es eso.. una rana?" —se llenó de emoción y corrió a la mesa, observando la jaula cautelosamente.

Ahí, en un hábitat, había una pequeña rana verde y marrón que, al verla, parecía lodo con forma. Tenía los ojos rojos cuál sangre y lo miraba fijamente, como sonriendo.

Le sonrió de vuelta y estiró su dedo hacia ella, quien estiró su cabeza hacia él para que la acariciara.

Sus padres lo estaban observando con ternura, sin poder creer aún que su pequeño había crecido tanto.

Neville tocó la cabeza de la rana, se sentía pegajosa y húmeda.

"Te llamaré.. Trevor.." —le susurró feliz.

De ésta forma, las aventuras del joven Longbottom comenzarían. Sólo faltaban los útiles escolares, y, como todo mago sabe, sólo hay un lugar donde comprarlos.

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