Quiero ser su Alfa

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Quiero ser su Alfa
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La Civil War termino, dejándole claro a Tony su ineficiencia como Omega, y lo poco que vale la pena para otros, cerrándose a la oportunidad de volver a amar. Pero un hiperactivo adolescente se negara a aceptar tal decisión, despues de todo... el Quiere ser su Alfa.
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Promesa

Cap. III

Promesa

Peter suspiro derrotado arrebujándose en la marquesina de un edificio cercano al Complejo Avengers que se alzaba como un aterrador monstruo imponente ante sus ojos. Irónico. Hacia exactamente 1 año y medio atrás que se había presentado ahí mismo recorriendo maravillado sus pasillos para recibir el ofrecimiento de formar parte del nuevo equipo... el cual, por cierto, rechazo.

En ese momento su decisión le había parecido la correcta, pues creía que tenía que demostrarse a sí mismo y al mundo entero que podía llegar a convertirse en un héroe por sus propios méritos como su gran ídolo Iron-Man, y considero que bajo el ala sobreprotectora del Sr. Stark no lo lograría porque a la larga terminaría dependiendo de él y su tecnología... y eso no estaba bien.

"-Si no eres nada sin el traje, no te lo mereces"

Aun ahora pesaban sobre sus hombros las duras palabras que aquella ocasión el millonario le dirigió durante el incidente del ferry en Staten Island, porque más tarde al luchar contra el buitre comprendió que tenía la razón. Por eso mismo es que rechazo el ofrecimiento, queriendo asumir la responsabilidad de su poder como el Alfa que era y así empezar a recorrer su propio camino como un héroe.

Aunque lo cierto es, que las cosas no resultaron como espero, bueno... casi nunca lo hacían.

Un escalofrío cruzo su cuerpo haciéndolo estremecer, que nada tenía que ver con el frio viento de la tormenta que en breve se desataría en la ciudad. No, poco le importaba en ese momento mojarse o pescar un resfriado cuando se enfrentaba al enorme desafío de armarse del suficiente valor para entrar y cumplir la última voluntad de Gwen.

A Peter de pronto le costó trabajo respirar al evocar el recuerdo de la joven Omega que hasta su último aliento de vida le dio todo de sí misma sin que el fuese capaz de corresponder con igual intensidad sus sentimientos por más fuerte que lo intento. Y peor aún fue enterarse después por esa carta que le dejo que ella también lo sabía, atormentándolo más, porque nunca se lo reprocho, quedándose en cambio a su lado enfrentando todos los peligros hasta el final.

Con angustia, nuevamente experimento el peso de la consecuencia de sus actos, sintiendo las lágrimas resbalar por sus mejillas empapando su máscara, mientras su cuerpo se deslizaba por la pared hasta quedar sentado, abrazándose a sí mismo para mitigar sus temblores producto de los sollozos, porque no existían excusas: la muerte de Gwen... había sido su culpa.

Y por eso... nunca podría perdonarse.

Aun guardaba en su memoria la primera vez que la vio en clase tras su traslado al Instituto Midtown: atractiva, inteligente, sofisticada, segura de sí misma... amable. Brevemente pensó en ese entonces que era el tipo de chica inalcanzable que solo saldría con tipos populares como Flash Thompson, mientras que apenas notaria a nerds perdedores como él... pero se equivocó.

Con ella siempre se equivocó.

Gwen lo noto mucho antes de que incluso el mismo fuera consciente de la presencia de ella a su alrededor, pues aunque ciertamente coincidían en la mayoría de las clases, durante la primera mitad del curso apenas si cruzaron palabra alguna, debido a lo intimidado que estaba (junto al resto de estudiantes) por su padre, el gran capitán de la policía George Stacy, quien dejo en claro con su gran voz Alfa resonando por los pasillos de la escuela, que le daría una paliza a cualquiera que se atreviera a molestar o interferir en los estudios de su hija, creyéndose con el suficiente derecho por el simple hecho de tratarse de una Omega.

Basta decir que nunca nadie fue tan idiota para hacer aquello con tal amenaza pendiente de sus cabezas, volviendo a la joven intocable para los chicos que temiendo incurrir en la ira de su padre por cualquier mínima ofensa se alejaron de ella, dando como resultado que Gwen tuviera muchas amigas pero ningún pretendiente a la vista.

Para Peter, quizá de no haber estado tan aferrado con Liz como medio de escape para olvidar su amor imposible, quería creer que el habría sido el idiota con el valor suficiente para invitarla a salir, y así haber compartido más tiempo juntos, y entonces, tal vez... habría podido enamorarse verdaderamente de ella dejando atrás sus sentimientos por esa otra persona.

Pero solo era engañarse, porque siempre fue Gwen y no el quien dio el primer paso.

Prueba de ello es que su reunión se dio a través de un hecho fortuito (y no por iniciativa propia) unas pocas semanas después de rechazar el ofrecimiento del sr. Stark, mientras ayudaba a la tía May a limpiar el ático, donde encontró al derribar un armario por accidente, un portafolio con forro falso oculto en la pared, que contenía numerosos papeles correspondientes a la investigación de su padre.

Así que, picado por la curiosidad, comenzó a buscar información al respecto, pues la desaparición y muerte de sus padres siempre estuvo rodeado de misterio siendo un tema tabú que sus tíos se negaron a tocar manteniéndolo todos esos años en la ignorancia sin posibilidad de saber más al respecto a falta de pistas... hasta ese día.

Su búsqueda lo condujo a dar con el Dr. Curtis Connors, un viejo colaborador de su padre que aun trabajaba en la ciudad en Oscorp, a donde en un arrebato se dirigió sin pensar tras salir de la escuela sin un plan en mente, consiguiendo entrar a las instalaciones de puro milagro pretendiendo ser uno de los pasantes de su programa de becas. Aunque por supuesto, enseguida fue descubierto, y pudo haberse metido en muchos problemas de no ser porque quien lo pillo fue Gwen, que estaba ahí como ayudante del Dr. Connors, dejándolo ir con una simple advertencia y una explicación pendiente.

Una que no se rindió hasta obtener.

Luego de eso, sus encuentros casuales se volvieron más y más frecuentes, manteniendo charlas interminables del tema que les apasionaba a los 2: la ciencia. Así que poco después no era raro verlos juntos, compartiendo almuerzos o su tiempo libre entre clases, cosa que los demás también notaron, por lo que incluso Flash dejo de molestarlo... bueno, solo un poco.

Las cosas siguieron bien por un tiempo, casi como en un cliché de película romántica en el que se espera un final feliz, pero para ellos no existió ese final feliz, porque para empezar había demasiados secretos, obstáculos y enemigos a vencer que se interpusieron entre ellos, porque no solo era Peter Parker un estudiante cualquiera, sino también era Spider-Man, un héroe novato que como todo humano cometía errores.

Y vaya que cometió demasiados.

Uno de ellos fue confiar ciegamente en las personas equivocadas: como el Dr. Connors, a quien le ayudo a resolver una fórmula con los apuntes de su padre que lo llevo a convertirse en un enorme lagarto psicópata obsesionado con la perfección evolutiva de la especie humana a través de la mutación inducida por recombinación genética con reptiles que causo terror y disturbios con decenas de víctimas, entre las que se encontró el padre de Gwen, quien murió entre sus brazos, pidiéndole una única cosa: sacar a Gwen de su vida.

Fue una promesa que de verdad intento cumplir, dándose por fin cuenta de las implicaciones que traía ser Spider-Man hacia sus seres queridos si sus enemigos algún día descubrían su identidad. Pero todo se vino abajo cuando su voluntad flaqueo, afectado por la crítica general, la campaña constante de desacreditación de J. Jonah Jameson editor en jefe del Daily Bugle y el fracaso en su vida personal donde le fallaba a todos por no estar cuando se le necesitaba, ocupado en ser un héroe salvando a otros.

Entonces, en la cúspide de su desesperación lucho por aferrarse a algo, y al no poder encontrar al sr. Stark, la busco a ella. Un acto egoísta sí, pero uno que no pudo evitar realizar, porque como todos, necesitaba un ancla, algo a que aferrarse, y en ese momento, Gwen lo representaba para él, ¿entonces porque no buscarla? Contaba con poderes, podía protegerla, ¿no? ¿Qué podía salir mal?

Todo...todo salió mal.

Harry, su mejor amigo de la infancia que le ayudo a superar la muerte de sus padres volvió a la ciudad, y con él lo hiso su padre, el millonario industrial dueño de Oscorp: Norman Osborn. Un hombre que desde niño respeto como ejemplo de Alfa por su conocimiento en ciencias avanzadas y ser de los pocos que entendió su pasión por ellas y lo animo a continuar desarrollando su potencial intelectual sin importar lo mucho que lo molestaran los brabucones.

Quien diría que ese mismo hombre que lo vio crecer seria la causa de sus desgracias.

El regreso de Harry trajo numerosos cambios, muchos de ellos positivos en su vida al haberse aislado del resto de sus amigos... pero también trajo inconvenientes. Ya no le fue tan fácil escabullirse para ser Spider-Man y sus ausencias eran más notorias sobre todo cuando el sr. Osborn estaba presente. Además de eso, empezó a notar cierto acercamiento entre su amigo y Gwen.

Para ese entonces, y aun sin tener noticias del sr. Stark, Peter tomo la precipitada decisión de formalizar con Gwen después de que ella le informara de su postulación para una beca en una universidad en el extranjero, asustado de perderla por seguir aferrándose a un amor claramente unilateral que lo lastimaba, con lo cual sello el destino de los 2 al hacerlo en el peor momento posible, pues un nuevo villano había aparecido en la ciudad... e iba tras su cabeza.

El Duende verde, que así se autoproclamo, fue su más acérrimo rival, y también el que más daño le causo a nivel personal, sacando a flote sus miedos e inseguridades del pasado al lograr herir a sus seres queridos como daño colateral de sus constantes enfrentamientos. Y cuando casi perdió a la tía May por uno ellos, llego a su punto de quiebre.

Queriendo ponerle un alto definitivo, se enfrentó al Duende verde una última vez en el puente de George Washington, creyendo ingenuamente estar preparado para ello. La realidad sin embargo, fue que cayó directamente en su trampa, pues tomo de rehén a Gwen a quien durante la lucha dejo caer al vacío mientras el miraba impotente tratando desesperadamente de alcanzarla, lanzando sin pensar una telaraña –que supo más tarde- debido a la desaceleración repentina fracturo su cuello matándola al instante.

Loco de dolor, olvido sus creencias y principios persiguiendo al Duende verde hasta Oscorp donde lucho contra el frente a Harry sin darle cuartel, dejando a su amigo inconsciente para que no interfiriera en su venganza... una venganza que no pudo completar porque al tenerlo vencido a sus pies y arrancarle la máscara descubrió con horror que se trataba del padre de Harry. Entonces su ira desapareció y los remordimientos y culpa plagaron su alma cuando comprendió que el sr. Osborn conocía su identidad, y por esa razón, ataco a su tía May y a Gwen.

Todo fue por él.

La duda fue su perdición y distracción suficiente para que el Duende verde, una personalidad alterna del sr Osborn tomara el control y tratara de matarlo con su aerodeslizador, el cual Peter esquivo gracias a su sentido arácnido, dando como resultado que este acabara atravesando al propio sr. Osborn que regreso a la normalidad, pidiéndole antes de morir, que Harry nunca se entere de lo sucedido.

Le había fallado a su tío Ben...

Le había fallado al capitán Stacy...

Y le fallo a Gwen.

No podía permitirse fallarle a más personas por sus malas decisiones, así que cumplió esta vez su promesa y escondió el equipo y todo aquello que incriminara al sr. Osborn de los crímenes cometidos por su alter ego, el Duende verde, dispuesto a que el odio terminara ahí. Desafortunadamente, Harry lo vio en su traje de Spider-Man cargando el cadáver de su padre cuando lo llevo a su casa, y lo culpo de su muerte, ganándose su odio.

Peter no lo corrigió de su error, era su manera de torturarse a sí mismo por las muertes que provoco, y de las que nadie lo culpaba.

5 meses después, habiendo abandonado su papel como Spider-Man, Peter seguía en el mundo como un muerto viviente carente de propósito y metas, actuando solo por inercia, incapaz de superar el recuerdo y la culpa, atormentado por incesantes pesadillas de aquella noche que se confundían con escenarios difusos de la muerte de su tío Ben y el capitán Stacy que le robaban el sueño, al punto de despertar gritando empapado en sudor y lágrimas que asustaban a su tía. En eso se había convertido su vida... en una existencia vacía.

Hasta que llego esa carta.

Llego un martes por la tarde tras regresar de la escuela, en un sobre azul cielo, el color favorito de Gwen, sin un remitente, solo su nombre inscrito con la fina caligrafía de ella que reconoció en seguida, dándole la sensación de caer de nuevo. Le tomo horas armarse de valor para abrirla y otras pocas más leer su contenido sin que su llanto empañara su visión para poder comprender su contenido de las últimas palabras que Gwen dirigió para él en este mundo.

 

Para mi amado Alfa:

Peter, si estás leyendo esta carta significa que ya no estamos más juntos, y eso está bien, porque sé que aunque me quieres, no soy yo la persona que amas. Quizá te preguntes como es que lo descubrí. No fue difícil en realidad, ¿recuerdas aquella primera cena con mis padres, y la forma tan ferviente en que lo defendiste cuando mi padre lo llamo "Omega libertino"? Nunca antes te escuche hablar tan apasionadamente de otra cosa que no se tratara de ciencia, sin un ápice de duda y la convicción de la verdad de tus palabras para defenderlo de todos.

Entones lo supe.

Si nunca te lo reproche y me quede, es tan solo porque aunque yo no era el amor de tu vida, tu si lo eras el de la mía, y fui incapaz de renunciar a ti. Pero siempre supe que lo nuestro era algo pasajero, que eventualmente terminaría cuando te dieras cuenta que no podías alejarte de el sin importar lo mucho que te esforzaras. Y lo entiendo, aunque hacerlo no hace que duela menos.

Aun así, tu indecisión me hiso no querer darme por vencida, y permanecí a tu lado apoyándote a sabiendas que anhelabas ese apoyo de alguien más con la ingenua esperanza de que tu corazón pudiese cambiar. Por eso trate desesperadamente de llamar tu atención, provocándote celos, ocultándote cosas... orillándote a elegirme a mí.

Así que... perdóname por retenerte a mi lado.

Perdóname por ocultarte tantas cosas.

Perdóname por robarte tu tiempo junto a él.

¿Puedes perdonarme por eso Peter?

Fue egoísta de mi parte, lo sé, pero no me arrepiento, porque el tiempo que pude pasar contigo fue el más feliz de mi vida: cada recuerdo... cada momento compartido me hiso apreciar las pequeñas cosas de este mundo, porque me enseñaste a vivir plenamente, a sufrir y amar, reír y llorar, odiar... y perdonar, y por eso, siempre te estaré agradecida.

Ahora, permítete hacer lo mismo por ti liberándote de tu promesa.

Porque sin importar como es que hayan terminado las cosas entre nosotros, quiero que sepas que sé que te esforzaste para que lo nuestro funcionara, pero debes entender también que a veces por más que deseemos que ciertas cosas ocurran no tenemos el poder para que estas pasen, por lo que no te culpo por no haber podido corresponder mi amor, así que no te culpes tú por ello y déjame ir.

Y si acaso después de leer esto aún sientes que me debes algo, te pediré solo una cosa: confiésale tus sentimientos a Tony Stark y vuélvete su Alfa. ¡No te rindas! Pese a lo que creas, él no se ha olvidado de ti, y te ha protegido todo este tiempo de enemigos ocultos como el secretario Ross. Sin embargo, ahora está solo y te necesita.

Por favor Peter, promételo, promete que iras a protejerlo y te esforzaras para hacerle ver el maravilloso Alfa que eres, enseñandole las increíbles cosas que me enseñaste a mí. Ya has sacrificado suficiente por otros, ahora permítete la oportunidad de ser feliz tú y entender que mereces todo lo bueno del mundo.

¿Puedes hacerlo por mí?

Esforzarte, intentarlo, y pese al resultado no arrepentirte porque lo diste todo. ¿Podrás hacerlo Peter? Porque si lo haces, sin importar donde yo este, seré feliz sabiendo que tú lo eres.

Siempre estarás en mi corazón Peter, les deseo a ambos lo mejor.

Tu Omega... Gwen Stacy.

 

 

Al terminar de leer esa carta el dolor de su corazón no desapareció, y paso mucho tiempo antes que pudiera enfrentarse al mundo. Las palabras de consuelo de su tía May ayudaron, pero fue el ejemplo de valor de un pequeño niño el que termino por despertarlo, para recordarle que el mundo necesita héroes, y que él era parte de ellos; que renunciar ya no era una opción si quería dejar de vivir con arrepentimientos; pero sobre todo... que aún tenía una promesa que cumplir.

Por eso esa noche estaba ahí bajo esa copiosa lluvia, dejando atrás sus miedos y dudas conforme se ponía en pie, avanzando paso a paso con decisión hasta quedar frente a la entrada principal del complejo Avengers, porque pasara lo que pasara, ya no iba a retroceder.

-Señor Stark, al fin estoy aquí.

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