Día 23 - Yurei
Los sentimientos tienen fuerza, son capaces de transformarse en fuerza y poder, cumplir cualquier deseo.
Cuando se está al borde de la muerte, los sentimientos que arraigan en el corazón son cruciales para saber el destino de su alma. En su caso, la venganza era lo único que permitió que su alma se aferrara al mundo terrenal, lo único que le permitía seguir existiendo.
Shigemi, era un cortesano bastante popular del barrio rojo. Atractivo tanto para mujeres como para hombres vivía el día a día para alimentarse sin saber que, de la noche a la mañana su destino cambiaría. De un momento a otro pasó de ser un cortesano a un concubino para la hija de un señor feudal. Aquel hombre lo había comprado cual ganado llevándolo a su hogar.
Su vida en aquel lugar era extraña, en algunos momentos era mala, solía recibir golpes y latigazos por mera diversión de aquella joven señorita, pero aun así recibía alimento y vestimentas para mantenerse elegante y atractivo. Si bien lo lastimaban nunca dejaron una cicatriz en su cuerpo. En ocasiones debía incluso satisfacer a la señora de la casa, cumpliendo las funciones sexuales del dueño de aquellas tierras, pero al menos se le permitía vivir.
Creía que su vida no había cambiado mucho de un lugar a otro, los tratos que recibía eran similares y no tenía aquella sensación de libertad en ninguno de los dos. O eso creyó hasta el momento que la conoció a ella. Era la hija y uno de los amigos del Daimyo que lo había comprado, una señorita de mirada dulce y sofisticada, con una sonrisa angelical. Fue amor a primera vista.
Era imposible que ella se fijara en él, una persona que ni siquiera era considerada una en esa casa, sino más bien un juguete, pero ella si lo notó. Cada vez que visitaba aquella casa, se escapaba unos momentos para poder conversar con él. Ambos habían desarrollado sentimientos por el otro de forma inmediata, un amor imposible en tiempos complejos, en donde su mayor error fue el sucumbir ante el deseo, y unirse a ella.
No tardaron en enterarse de su pecado, después de todo ella era una chica comprometida que había dejado de ser pura antes de la boda. Su dueño le amenazó y maltrató, insultó y obligó a que asumiera las consecuencias de la peor forma posible, que cometiera suicidio forzado.
Bajo el bello árbol de cerezos, y ante la mirada de quienes se lo ordenaron se vio en la obligación de poner una cuerda sobre su cuello, y asfixiarse a sí mismo. Estaba preparado para morir por el hecho de haber corrompido a tan amable doncella, mientras él pagara por los pecados de ambos todo estaría bien, pero no fue así. Un guardia llegó hacia el jardín, informando que aquella mujer que amaba, había cometido suicidio al momento en que supo que Shigemi debía acabar con su propia vida.
La ira lo abordó, ya no había vuelta atrás, la cuerda le impedía respirar correctamente, por lo que solo maldijo. Maldijo a todos y cada uno de los culpables, su corazón se llenó de odio, impidiendo que su alma descansara en paz, y con su muerte, su espíritu se desprendió de su cuerpo transformándose en un Yurei vengativo, un ser etéreo que había nacido del odio y que su único propósito era la venganza indiscriminada hacia todo aquel que irrumpe las vidas de los demás atormentando a personas inocentes.
Ahora, la venganza lo era todo, y no había nada que fuera capaz de hacerlo regresar.