Luna De Miel Infernal

Supergirl (TV 2015)
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Luna De Miel Infernal
Summary
—¡Detente! —le rogó Kara.Lena terminó de aflojar su cinturón de un tirón, desabrochó su pantalón y bajó su cremallera antes de que la rubia pudiera repetirlo.Se echó hacia atrás, dejando sus pantalones abiertos y revelando la gran protuberancia escondida sólo por sus boxers de color gris.—Está bien —dijo con dulzura.Kara respiró hondo y se relajó visiblemente.La pelinegra sabía que la estaba presionando, pero no tenía ninguna opción.Kara estaba siendo tan malditamente terca y no la escuchaba.
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Capítulo 8

Capítulo 8

 

—Oh Dios, ¿esta pesadilla no va a terminar nunca? —preguntó Kara, golpeando su frente contra el volante mientras ella se sentaba allí, mordiéndose el labio inferior y tratando de averiguar exactamente dónde estaban.

Lena se estiró por su teléfono recordando demasiado tarde que había sido víctima del fuego.

Empujó sus gafas por su nariz mientras miraba alrededor del camino rural que las señales de desvío les habían indicado, preguntándose distraídamente cuáles eran las probabilidades de encontrarse con pie grande.

Al mirar por encima de su hombro a la oscuridad total de la noche, tuvo que admitir que probablemente eran bastante buenas.

Por otra parte, sus posibilidades de chocarse con un asesino en serie eran probablemente altas también, se dio cuenta mientras discretamente se estiraba y bloqueaba la puerta.

—¿Puedes ver si hay una linterna en la guantera? —preguntó la rubia, dándole la distracción que necesitaba.

—Claro —dijo ella, pegando una sonrisa en su cara, la cual probablemente Kara no podía ver, mientras abría la guantera y tocaba a tientas hasta que encontró lo que parecía una linterna—. ¡La encontré!

—¿Funciona?

—¡Sí! —dijo, sonriendo cuando un haz de luz de repente cortó a través de la triste noche sólo para gemir segundos más tarde, cuando la luz se apagó, dejándolas una vez más en la completa oscuridad—. Oh.

—Mierda —murmuró la rubia con un suspiro, haciendo que deseara poder ver su expresión, porque tenía un mal presentimiento de adónde se dirigía esto.

—Voy a ir a buscar una estación de servicio o algo y llamar por una camioneta, amor. Quédate aquí y bloquea las puertas —anunció, confirmando sus sospechas.

Sí, eso no iba a suceder.

Tan pronto como oyó el revelador sonido de la puerta del coche abriéndose, la pelinegra estaba fuera de su asiento y deslizándose detrás de la rubia, sin importarle que sólo llevara puesto un camisón manchado de hollín y una manta.

Antes de que Kara pudiera cerrar la puerta, Lena estaba bajándose del coche y...

—¡Ay! —jadeó, saltando en su pie bueno en tanto extendía ciegamente la mano, buscando algo a lo que agarrarse, sólo para darse cuenta que de alguna manera durante los últimos treinta segundos había logrado alejarse de la camioneta y de su esposa y ahora estaba a ciegas en el barro sin la seguridad de su manta.

—¿Lena?

—¡Estoy bien! —le prometió mientras continuaba saltando a ciegas, buscando desesperadamente algo a lo que agarrarse.

—¿Dónde estás?

—¿Muy cerca? —Por lo menos eso esperaba.

—Ya veo —murmuró y ella realmente esperaba que ese fuera el caso, porque no estaba segura de cuánto tiempo más podría seguir con esto.

 

* * *

—¿Lena? —dijo, entrecerrando los ojos en la oscuridad.

—¡Aquí! —contestó Lena en medio de “Ows” y “Owies”.

Pasando los dedos por su cabello con frustración, dio un paso hacia la dirección del último “Owie”, sólo para detenerse y mirar con furia la oscuridad cuando el sonido del “Owie”, se desplazó hacia la derecha.

Dio un paso en esa dirección sólo para detenerse cuando los “owies” abruptamente cambiaron de dirección una vez más.

—Uh, ¿Lena? —dijo, deteniéndose cuando la dirección de sus “owies” cambió una vez más—. ¿Crees que podrías quedarte quieta durante un minuto?

—¡Estoy tratando! —gritó la pelinegra, sonando sin aliento.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó la rubia, manteniendo la conversación para poder seguir el sonido de su voz.

—Ummm, ¿nada? —dijo con un extraño sonido de chapoteo acompañando sus palabras.

Siguió los sonidos a la derecha, luego a la izquierda y de nuevo hacia el otro lado hasta que finalmente, la rodeó con sus brazos.

La atrajo hacia sí y le dio un beso en la frente mientras la levantaba y...

—¡Oh, mierda! —Se las arregló para decir justo cuando el mundo cayó bajo sus pies.

Consiguió afianzar su agarre alrededor de Lena una fracción de segundo antes de que sus pies cedieran debajo de ella.

Golpeó el suelo con un gruñido de dolor, el aire salió de sus pulmones por el impacto al tiempo que hacía todo lo posible por sostener a Lena.

Un gemido de dolor brotó de sus labios mientras yacía en la oscuridad, y al parecer en un gran charco, preguntándose cómo se las había arreglado para joder esto tan rápidamente y tan a fondo.

Por supuesto, este viaje había sido algo así como un impulso de último momento, pero había pensado que había hecho un trabajo malditamente bueno en darle a Lena la luna de miel perfecta dadas las circunstancias.

Bueno, perfecta para ella.

Lena era tan condenadamente sencilla, tan fácil de complacer y Kara nunca había estado más feliz por eso que cuando había tenido que arreglar una luna de miel en el último minuto.

Aunque la mayoría de las mujeres habrían estado decepcionadas con un viaje a un parque de diversiones por su luna de miel, Lena lo había adorado.

Lo que había comenzado con una mirada a un folleto para New Hampshire de alguna manera había terminado con ellos dos tendidos en el barro a las cinco de la mañana en medio de la nada, sin puta idea de cómo solucionar este problema.

Sus teléfonos celulares estaban fritos, vestían la única ropa que tenían y no tenían ninguna manta, alimentos o una jodida idea de dónde estaban.

Oficialmente había acabado de darle a su esposa la luna de miel más jodida en la historia de la familia Danvers, y teniendo en cuenta todas las historias de horror que había oído en los últimos años de su padre, tíos y primos, era mucho que decir.

Realmente no había forma de salir de esto, se dio cuenta, cerrando los ojos en derrota mientras yacía allí, sosteniendo a su mujer medio desnuda en un charco gigante en medio de la noche, preguntándose dónde se había equivocado.

Si trabajara para su padre cada fin de semana y escogiera algunos turnos después del trabajo durante la semana, debería ser capaz de ahorrar suficiente dinero para llevarla en una luna de miel que nunca olvidaría.

No era probable que Lena se olvidara de ésta en cualquier momento pronto, pensó con un gemido cuando los cielos se abrieron de repente, lo que le obligó a levantarse antes de que se ahogaran.

Manteniendo los brazos firmes alrededor de su temblorosa mujer, cuidadosamente se levantó y se dirigió en la dirección que esperaba estuviera su camioneta, porque lo último que necesitaba esta noche era perderse en el bosque durante una tormenta eléctrica.

Cinco minutos y varios intentos fallidos más tarde, por fin logró encontrar su camioneta.

Agradecida de que algo finalmente le saliera bien, abrió la puerta y ayudó a su temblorosa mujer a entrar con cuidado, quien estaba empezando a asustarla un poco.

—¿Lena? —dijo mientras se subía detrás de ella, tratando de no entrar en pánico cuando ella no respondió—. Bebé, ¿estás bien? — preguntó, estirándose por ella sólo para maldecir y jalarla a sus brazos cuando sintió que su cuerpo estaba temblando violentamente. —Lo siento, Lena —murmuró mientras pasaba sus manos sobre su cuerpo, tratando desesperadamente de calmarla—. Siento mucho haberlo arruinado. Estoy tan jodidamente apenada. Voy a compensártelo algún día, lo prometo. Voy a llevarte a cualquier lugar que desees ir, amor, y podemos olvidar que esto ocurrió. Podemos ir a Europa, en un crucero, a México, podemos... —Se detuvo cuando escuchó lo que sonaba sospechosamente como un resoplido de diversión.

—¿Te estás riendo de mí? —demandó, entrecerrando los ojos en la oscuridad cuando la ingrata mujer en sus brazos comenzó a reír incontrolablemente.

—¡Sí! —Se las arregló a decir la pelinegra en un jadeo mientras continuaba riendo con la rubia sentada allí, completamente enfurecida.

¿Cómo se atrevía a reírse de ella y la maravillosa luna de miel que se había esforzado tanto para darle?

Sin decir una palabra, tomó a su ingrata esposa y la colocó de nuevo en su lado antes de cruzar los brazos sobre el pecho y deliberadamente desviar la mirada con un resoplido, sin preocuparse de que ella no pudiera ver el movimiento.

¿Después de todo lo que había hecho para darle la perfecta luna de miel y así era como le pagaba?

—¿Kara? —dijo su desconsiderada esposa con un resoplido de diversión.

—Vete.

—¡Lo siento! —dijo, y probablemente la habría creído si no hubiera empezado a reír de nuevo.

—Eso es todo. Quiero el divorcio —dijo con firmeza, preguntándose qué tan difícil sería anular su matrimonio.

—Kara —dijo Lena con un resoplido de diversión mientras se estiraba hacia la rubia, pero él se apartó y se acercó más a la puerta, negándose a permitir que la despiadada mujer llenara su cabeza con disculpas condescendientes y caricias cuando ambas sabían que la pelingra no quería decir nada de eso.

—Creo que hemos dicho todo lo que hay que decir —dijo Kara con un resoplido cuando una vez más se separó de su contacto.

—Kara...

—Guárdalo para el juez.

—Pero...

—¡Que me condenen si me quedo en un matrimonio sin amor!

Hubo una breve pausa antes de que ella dijera:

—Un matrimonio sin amor —en un tono que a la rubia no le importó, para nada. —Creo que sería mejor si no habláramos más.

—Ya veo —murmuró Lena pensativa mientras la rubia estaba allí sentada, preguntándose cómo se le había escapado el hecho de que se había casado con una mujer sin corazón cuando sintió algo húmedo caer en su regazo.

Con el ceño fruncido, se agachó y recogió el trapo empapado.

—¿Qué es esto? —preguntó, tratando de averiguar por qué le estaba lanzando cosas.

—Mi camisón —dijo, sonando aburrida mientras la rubia estaba allí quieta, dejando que sus palabras calaran en Kara y cuando lo hicieron, poco a poco dejó caer el trapo mojado en el suelo de su camioneta con un murmullo.

—Entonces, ¿estás desnuda?

—Completamente.

—¿Las bragas? —preguntó, estirándose y agarrando la camisa mojada aferrándose a su espalda y lentamente arrastrándola.

—Secándose en el salpicadero.

Se quitó los zapatos encharcados a la vez que se desabrochaba los vaqueros y empujaba el material empapado, que no quería cooperar junto con sus bóxers.

Esta vez cuando sintió que se acercaba a Kara, no retrocedió.

Cuando sintió su pequeña mano aterrizar en su rodilla, se movió en ángulo y gimió cuando sintió sus talentosos labios envolverse alrededor de la punta de su pene.

Lamiendo sus labios, cuidadosamente enredó los dedos en su cabello mojado y enredado, y de alguna manera resistió el impulso de mover sus caderas cuando sintió que su boca lentamente se deslizaba por su pene.

Con la otra mano, acarició su espalda, tomando nota de la fresca piel cubierta de piel de gallina antes de descansar su mano sobre su trasero perfectamente redondeado y encontrar lo que estaba buscando.

—Tan jodidamente mojada —gruñó con aprobación mientras deslizaba un dedo dentro de Lena.

—¿Todavía quieres el divorcio? —preguntó, liberando su boca de su polla.

—No creo que sea una buena idea hablar contigo sin mi abogado presente —explicó mientras lentamente deslizaba su dedo fuera de la pelinegra solo para deslizarlo de nuevo, ganando un pequeño gemido sexy que la tuvo arqueando las caderas.

—Esa probablemente sea una buena idea —murmuró Lena en acuerdo a la vez que abría la boca para que la rubia pudiera deslizarse dentro y perder su jodida cordura.

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